jueves, 8 de noviembre de 2012

Más casos de maltrato infantil: una nena y un nene murieron golpeados


La nena tenía un año y medio y vivía en Misiones con unos tíos, quienes están detenidos. Y el nene, de 2 años, murió el jueves en Santiago del Estero por los golpes que le habría dado su padrastro.


jueves, 11 de octubre de 2012

Te ofrecemos ayuda


NO DEJES QUE EL MIEDO TE INVADA
VOS DECIDÍS, SI QUIERES SEGUIR COMO SI NADA
O CONFESAR LO QUE SENTÍS , LO QUE VIVÍS
CADA DÍA ES UNA LUCHA, UNA CARRERA DE OBSTÁCULOS
TU VIDA VALE MAS QUE AQUELLA HERIDA, MORETÓN O CICATRIZ 
CADA DÍA SE VUELVE MAS INSUFRIBLE Y SABES QUE AUNQUE   
PIDA PERDÓN, SIEMPRE VOLVERÁ A PASAR.
EL DAÑO YA ESTA HECHO PERO VOS PODES CAMBIAR TU FUTURO,
CUMPLE TU DESEO, LLEGA AL CAMINO DE LA FELICIDAD.

CONFIESA TUS PENAS, CONFIESA TU DOLOR!

 DILE NO AL MALTRATO.



martes, 18 de septiembre de 2012

El 9,6% de las mujeres


El 9,6% de las mujeres residentes en España fueron maltratadas en el último año

  • El 3,6% declara haber sido víctima de malos tratos.
  • La incidencia del maltrato es mayor entre las mujeres extranjeras.
  • Las mujeres de entre 45 y 64 años son las más afectadas.
  • Lo dice la tercera macroencuesta sobre "la violencia contra las mujeres" del Instituto de la Mujer.




jueves, 13 de septiembre de 2012

Un vídeo para pensar


Libertad una historia de maltrato


Gracias, aquí les espero – dije serenamente y colgué el teléfono.

Encendí un cigarrillo y me dejé caer con todo el peso del cuerpo en el sillón mientras daba una profunda calada que me sabía a gloria.

Estaba exhausta, pero a la vez un sentimiento de satisfacción me embriagaba, igual al que solía tener cuando realizaba una cirugía estética con éxito.

Ya no me acordaba de cuantas veces había fantaseado con recobrar mi libertad, con volver a sonreír, ya no por compromiso ni para disimular ante familiares, amigos y vecinos, la constante tensión en la que vivía, día tras día, al volver a casa.


Sonreír porque sí, por sentirme viva, por sentirme a gusto conmigo misma y con el mundo.

Pero nunca antes, excepto hasta hace un par de horas atrás, justo cuando recibía el último puñetazo en mi cara; nunca me había imaginado que sería de ésta forma que recobraría mi lugar en el mundo. Un lugar diferente, si…pero mío.

Sé que tendré que pagar un precio por ello y lo haré con gusto. Sé que la cárcel no es una opción para el común de la gente. Pero, puedo jurarlo por mí hijo, que ahora mismo para mí es mejor opción que acabar en el congelador de la morgue policial.

La verdadera privación de la libertad comenzó al mes y medio de casarme cuando, por un descuido tonto, quemé el puño de una de las camisas preferidas de mi marido. Yo era inexperta con la plancha, debido a que había estado mas dedicada a mi carrera de medicina que a aprender a hacer las labores de una casa. Pero su reacción a mi fallo fue tan fuerte como el golpe seco que le propinó a la tabla de planchar y que hizo que se partiera literalmente en dos.

En ese momento no supe ver que detrás de esa reacción vendrían otras cada vez peores. Estaba tan enamorada que lo único que sentía era vergüenza por no ser una esposa digna de mi marido. Y mientras le pedía perdón, entre un torrente de lagrimas, le prometía que no volvería a ocurrir nada semejante y que aprendería todo cuanto fuese necesario para ser una buena esposa. Sinceramente ansiaba ser la mejor para él. Y fue precisamente por ese deseo que desde ese instante caí en su trampa, en una telaraña de humillaciones y desprecios, de promesas y perdones, de golpes y arrepentimientos, de la que cada vez sería mas difícil de escapar, y por la cual, casi sin darme cuenta y de a poquito, había perdido mi libertad y mi dignidad.

Ahora, quince años después de ese primer episodio, estoy sentada en su sillón favorito, viéndolo inerte y desangrado sobre la alfombra blanca del salón, tan inofensivo que no parece él. Pero así y todo no soy capaz de sentir remordimientos por lo que he hecho ni pena alguna por él. Porque ahora me doy cuenta de que todo daba igual. Que, aunque hubiese sido la mejor ama de casa del mundo, aunque jamás hubiera cometido ni un solo error, aunque no me hubiese dedicado a mi profesión, y no hubiese ganado mas dinero que él, nada de eso hubiera sido suficiente para ser digna de su amor y respeto.


Suena el timbre. Dejo la colilla del cigarro, que hacia ya un buen rato que estaba apagado entre mis dedos y que, por el divagar de mis pensamientos, ni lo había notado. Me levanto y abro la puerta. Es la policía. Respiro profundo y les hago pasar.

Una historia sobre el maltrato


La historia de Elena :
A Elena se le había hinchado tanto el dedo que no podía quitarse el anillo. No creía que estuviera fracturado porque todavía lo podía doblar. Ya había pasado una semana desde que su padre la había empujado contra la pared, pero el dedo le seguía doliendo mucho.
Elena odiaba el modo en que su padre la insultaba y la acusaba de todo tipo de cosas que ella no había hecho, sobre todo cuando este había estado bebiendo. La sensación era horrible y simplemente esperaba que su padre dejara de comportarse así.